Seamos realistas, el amor incondicional que tenemos por las manicuras semipermanentes o manicuras a base de gel puede ser perjudicial para nuestras uñas. Suelen volverse quebradizas Se vuelven frágiles y pierden su fuerza. Sin embargo, existe una solución ideal para nuestras manos maltratadas: la manicura japonesa. Este método natural promete dejar nuestras uñas sanas y llenas de vitalidad.
La manicura japonesa retoma el concepto popular de capas en Asia, que es un enfoque de varias capas para el cuidado de la piel. Proporciona una hidratación profunda a nuestras uñas. Lo ideal es que realicemos este ritual entre dos aplicaciones de barniz, uñas semipermanentes o postizas, fortaleciendo así nuestras cutículas ante una nueva aplicación.
Realizar una manicura japonesa en casa se puede realizar, siempre que se cuente con todas las herramientas necesarias. En caso contrario, se recomienda la opción de acudir al instituto y confiar nuestras manos a un profesional. El proceso comienza limando las uñas, seguido de la aplicación de una pasta nutritiva compuesta por queratina, vitaminas A y E y una mezcla de aceites vegetales. Con un bloque de pulido cubierto de gamuza se pule la uña con la pasta, permitiendo así eliminar impurezas y nutrirla en profundidad.
El resto del protocolo consiste en remojar las manos en agua con jabón para suavizar las cutículas. Una vez secas las manos y retiradas las cutículas, se realiza una nueva fase de pulido con un polvo específico para exfoliar la superficie de la uña y revelar su brillo. El resultado es casi instantáneo con unas uñas que recuperan su brillo y color rosa natural.
El ritual de la manicura japonesa suele finalizar con un masaje de manos utilizando una crema hidratante. Están disponibles kits especialmente diseñados para esta manicura, pero también es posible utilizar productos específicos ofrecidos por marcas especializadas en este campo como Mavala</ a>, Révérence de Bastien, Hérôme, Vitry, entre otros.
